Bastones & Esquí de Montaña
Al pensar en el esquí de montaña seguro que lo primero que se nos viene a la cabeza son tablas, fijaciones, botas y porque no decirlo la ropa que nos va acompañar en nuestras “stories” así que temporada tras temporada vamos analizando las distintas novedades y propuestas para completar o cambiar si se da el caso los distintos elementos de la equipación.
En esta búsqueda no
solemos fijarnos mucho en ese importantísima pieza que resulta vital
tanto en la subida como en la bajada y que de manera silenciosa
pero valiosa hace posible la práctica
del esquí de montaña, este material no es otro que los bastones.
Quizá la razón a esta
ausencia sea su poco glamour o que después de todo en su evolución no se han producido las grandes mejoras tecnológicas de los otros materiales que
forman el equipo del esquiador de montaña. Su diseño, estructura se ha
mantenido a lo largo del tiempo con pocos cambios, lo que en el mundo “faster”
de nuestra era lo condenan no al olvido, pero si al ostracismo.
Aún así ha llegado el momento de situar a este material donde
le corresponde que no es otro que estar
como uno de los elementos más imprescindibles para la práctica del esquí
de montaña, sólo cuando tenemos un problema con ellos es cuando realmente solemos
darnos cuenta de su real importancia en la actividad como es el esquí de
montaña.
Por esta razón vamos a empezar dándole su parte de protagonismo que se merece; donde lo primero es comenzar con un poco su historia, que todo hay que decirlo es inherente al propio inicio del esquí.
En todos los grabados o dibujos donde aparece un esquiador siempre va asociado a un elemento de propulsión consistente en una pértiga única que hacía las labores de bastón único de madera al modo de un remo de piragüismo, un sistema de propulsión y guiado en el descenso que se mantuvo en el tiempo hasta el año 1741 cuando se documenta un cambio de este sistema por otro donde ya se usa dos elementos individuales en cada mano y que mejoraron considerablemente la propulsión, ayudando también a mejorar las técnicas de descenso .
Durante los siguientes años los únicos cambios que sufrió este material fueron las distintas longitudes y medidas, todas acordes a su inherente relación con las longitudes de las tablas de uso; hubo que esperar casi 200 año para que llegara la siguiente innovación importante que tampoco cambio su diseño, sino que afecto a su material de confección fue en 1957 donde el aluminio sustituyo a la madera como elemento tradicional en su construcción, un material que se ha consolidado como el preferente en su construcción hasta nuestros días , donde sólo el carbono le hace una tímida competencia pero sin llegar a sustituirlo de una manera global.
Pero una vez superado estos pequeños apuntes históricos
¿Qué podemos decir de los bastones?
Pues hay que empezar por lo obvio, los bastones son un elemento determinante e imprescindible en
la práctica del esquí de montaña, su uso
depende en gran medida que la práctica del esquí de montaña sea eficaz y del todo placentera.
No está de más hacer un poco de hincapié en este olvidado
material como es enumerar algunos de los aspectos de la práctica del esquí de montaña donde los
bastones son algo más un artículo
complementario sin más, sino todo lo contrario son un elemento indispensable en
todas las situaciones del esquí de montaña como son el ascenso, descenso y
transporte.
·
Ascenso, una de las
partes más importantes en el esquí de montaña ya que nos supone más del
80% del tiempo total de la actividad.
En esta parte su uso es muy significativo
de ahí que detallemos los aspectos de su uso en esta fase:
o
Propulsión, una
de las partes principales dado que el uso correcto de los bastones nos puede
suponer hasta un 70% de ahorro energético
y de esta forma reducir el esfuerzo
general, para aprovechar esta ayuda debemos prestar mucha atención al modo en
que lo apoyamos en el terreno, no vale el clavarlo de cualquier forma si realmente queremos que
sea eficaz; tenemos dos posibilidades:
o
Clavado normal,
es el que la mayoría usamos aunque no
nos demos cuenta, de echo es el más natural. Al usarlo conseguimos un apoyo muy
eficaz con buena transmisión a la
propulsión y un mejor agarre en zonas de pendiente o técnicas. El punto de clavado se realiza en la parte media
del esquí, contando entre la fijación y la espátula, intentando siempre la
verticalidad del bastón y con los brazos formando un ángulo de 45ª
o
Clavado
velocidad, muy técnico que requiere de una elevada destreza y coordinación, sin
estos dos aspectos no es eficaz con el agravante de que nos puede hacer perder
el equilibrio. Para realizarlo deberemos extender lo máximo nuestros brazos, se
debe buscar un punto de apoyo cercano a la espátula del esquí de ladera y otro
detrás de la talonera en el esquí del
valle.
§ Arandela, roseta, aquí es donde hay que valorar la innovación y las aportaciones de otras modalidades como el esquí de fondo, aquellas arandelas que tienen forma de media luna son las más adecuadas para su uso habitual en el esquí de montaña, también hay que decir que cualquiera que tenga un radio inferior a 40 mm son poco versátiles y provocan un empuje inadecuado en nieves que no estén heladas.
§
Equilibrio,
muchas situaciones de ascenso requieren de su uso para mantener y facilitar nuestra
posición en situaciones complejas o que
requieren una ayuda extra como por
ejemplo la vuelta maría, otros momentos donde su uso es una ayuda indispensable
es a la hora de sobrepasar un escalón, pasajes
estrechos o con algún tipo de obstáculos.
§ Maniobras, los bastones son también una útil herramienta que nos ayudan en algunas tareas como poner o quitar las alzas o a la hora de poner o quitar esquís.
·
Descenso, otro aspecto
muy importante a valorar y que como profesor de esquí veo que no se le da
la importancia adecuada y que influye
más de lo que suponemos en un eficaz descenso.
§
Clavado, la mayoría de virajes del esquí de
montaña requieren que se realice el
clavado de bastón y éste se tiene que realizar en un punto muy concreto, que no
es otro que a la altura de la bota, hacerlo en otro punto va a restar en una forma
muy desproporcionada a la eficiencia del viraje. No usarlos es fruto de la
falta de nivel técnico de esquí en descenso.
§ Equilibrio, cuando realizamos esquí de montaña siempre solemos llevar mochila y algunas veces cargada, su uso nos ayuda a rectificar la posición y mantenernos centrados sobre los esquís.
·
Transporte, un factor al que no solemos darle demasiada
importancia, la razón es que la longitud del esquí supera con creces la de
cualquier bastón, pero que sin embargo su posibilidad de reducir su tamaño nos
va a ayudar en más situaciones de las
que imaginamos.
§
Fijos, aquí
tenemos dos situaciones por un lado los que no quieren usar otros bastones que
los que usan para el esquí alpino y aquellos que usan modelos específicos de
esquí de fondo. Lo primero es un claro error fruto de la ignorancia y el
segundo igual, pero con matices; las carreras de esquí de montaña han dejado un
nuevo perfil de usuario y por tanto hay que decir que si bien este tipo de
bastones, normalmente de carbono, muy largos con arandelas especiales facilitan
enormemente la propulsión en terrenos con pendiente homogénea y pisada son muy
convenientes en terrenos irregulares de montaña, con el añadido que necesitan
de una técnica adecuada, esquí de fondo, para sacarles sus ventajas. En
descenso son peligrosos y permiten poca
gestualidad, dificultando el descenso en momentos claves.
§
Plegables/Telescópicos,
la mejor opción y los más recomendables para cualquier tipo de esquiador de
montaña. La tecnología ha posibilitado
un nuevo tipo de bastón, plegables de conos ajustables, que resulta más ligero
y plegable que los tradicionales. Para mi son los más recomendables y los que
utilizo en este momento, evitan en gran medida el efecto de vibración en el
clavado de los descensos, algo que ocurre en los bastones telescópicos tradicionales, otro aspecto para mi muy importante es su volumen cuando se pliegan, algo muy útil si tenemos que guardarlos en un
descenso comprometido donde necesitemos
llevar el piolet en una mano o para hacer un descenso encordado.
Con todo lo anterior parece que ya deberíamos haber acabado
con este tema, pero la verdad es que no es así puesto que aún nos queda la
parte más polémica y contradictoria de su uso en el esquí de montaña.
¿Con o sin Dragoneras?.
Antes de nada advertir
que voy a dar mi personal opinión al tema por tanto entiendo que haya
practicantes que discrepen o no acepten mi opiniones al respecto.
Para mi está claro, no hay otro modo de usar un bastón en el esquí de montaña tanto en ascenso como en
descenso y este es: NO USAR DRAGONERAS.
Las razones desde mi
punto de vista son muy claras y están muy por encima de las supuestas ventajas
del uso de las Dragoneras
·
Ascenso, aquí
es donde creo que su uso está más contraindicado, para empezar son muchas maniobras las que se necesitan
realizarse con los bastones, es mucho más agiles si
ya llevas la mano fuera de ellas, ralentizas menos la progresión del grupo
y las haces con mayor fluidez. El poder cambiar la posición de la mano en el
bastón de la ladera hace que el apoyo y anclaje sobre la nieve sea mejor, causando menos
fatiga al brazo y mejorando el agarre sobre la pendiente. En caso de ser
sorprendido por un alud, evita el efecto ancla, evita que perdamos la movilidad
de las manos y consigue que el sistema Airbag trabaje al 100%
·
Descenso,
podría haber dudas en esta parte o por lo menos pensar que la cosa está al 50%,
pero las ventajas son igualmente mayores si no las usamos. Si pensamos en el
tema de las avalanchas pasa lo mismo que en las situaciones de ascenso, llevar
puestas las dragonearas aumenta de forma considerable el peligro de
enterramiento por efecto “ancla”, además de imposibilitar el trabajo de
cualquier modelo de Airbag. Hay que señalar también que en caso de caída, nos evitamos también sufrir la típica la lesión del pulgar
del esquiador o que estos agraven las
lesiones si en la caída si hay mucha inercia.
Es evidente que estas razones no van a convencer a todos ; pero si me gustaría que al menos que todo lo expuesto en estas líneas, dejara a todos los que lo lean la inquietud de reflexionar o al menos pensar en él, para así al final y después de reflexionar tomar vuestra propia decisión personal.
Me gustaría que la idea final no sea otra que cuando vayamos a escoger unos bastones de esquí de
montaña, prestemos una mayor atención a estos inestimables compañeros para darles la importancia que se merecen.
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