Y el Smartphone ¿Pa cuando?

El invierno ha llegado tarde pero muy intenso; lo que nos augura una temporada  problemática y con  un buen número de situaciones peligrosas. Los Alpes ya están sufriendo esta situación y no es entrañable que se traslade a nuestro entorno en un plazo breve.



Así pues no esta de más apuntar algo no  desconocido pero que merece la pena  recordar.

Estamos y vivimos en la era tecnológica donde   parece ser que la conectividad es algo fundamental, imprescindible e inevitable; esta situación no sólo abarca a nuestra ámbito laboral sino  que ha llegado al aérea personal y por tanto a casi todas las facetas de nuestra vida y actividad.

No es extraño por tanto que poco el smartphone haya pasado ha acompañarnos en nuestras actividades de montaña, primero tímidamente y ahora como una herramienta activa al que quizás confiamos demasiadas cosas sin ser muy conscientes de ellas.

En temas de accidentalidad no existe un dato que relacione directamente el uso del smartphone como elemento de  causalidad, pero es obvio que  es un elemento que para bien en la mayoría de los casos ha tenido sus ventajas aunque también tiene sus pequeñas pegas.

Para tener un poco de contexto y con la temporada invernal ya en marcha, empiezan a  aparecer los primeros datos sobre el volumen de accidentes  en montaña en los que se ha notado un elevado ascenso en cantidad y gravedad, sin intentar ahondar mucho en la causalidad  de los mismos si considero importante aprovecharlos para hacer un pequeño  apunte sobre algunos aspectos que pueden pasarnos desapercibidos al usar  nuestro smartphone en ambientes de montaña.

Conviene matizar que estos datos sobre siniestralidad corresponden a datos generales elaborados  por  los servicios de rescate  Francesas y Suizos, no podemos incluir los que afectan a nuestro territorio dado que  al carecer de una base de datos es  complejo  obtener datos fiables que aúnen todas las incidencias de nuestro territorio, al estar diseminados entre los distintos colectivos implicados.

 Al empezar  a leer los datos  destaca  constatar que  la siniestralidad ha crecido un 50% en menos de 20 años . Las razones de este incremento son variadas aunque algunas de ellas son:

crecimiento exponencial de  practicantes de actividades de montaña
mayor número de nuevas actividades practicadas en la montaña (salto base, Trail running, btt,etc..), 
fenómenos  asociados al cambio  climático 
falta de percepción del peligro.

Sirva como ejemplo que en  Francia el 2017 la mayoría de las intervenciones fueron para  casos de senderistas con un  46%, resulta relevante que el  14 % fue para practicantes de  BTT y solo un 8% para el Alpinismo; con todo el balance global fue de 7.200 victimas con un global de 200 fallecimientos. En Suiza el incremento ha sido del 50% en el numero de fallecidos y un incremento del 20% en el número de accidentados que ha subido a 2.753 personas.

Unos datos a toda vista preocupantes o por lo menos que necesitan dedicarles un minuto de reflexión; si bien estos datos son una mera estadística y referentes a unos países en concreto merece la pena tenerlos en cuenta y son fácilmente extrapolables a nuestras montañas.

En todos ellos no aparece por ningún lado que directamente un smartphone haya sido causa de ninguno de ellos pero si merece destacar entre todos  el terrible accidente que sufrió un grupo Guiado de 8 personas ( un guía y 7 clientes) que realizaban la popular ruta de esquí de montaña Chamonix-Zermatt y que a consecuencia de una tormenta de nieve se quedaron bloqueados a menos de 400 m lineales del Refugio Suizo de Vignettes, con el fatal desenlace de 7 fallecidos y solo un superviviente; en este terrible accidente una de las  piezas clave del suceso fue el  confiar únicamente  en el uso del smartphone  como sistema de navegación.

Lo primero de todo  hay que remarcar que  a “toro pasado” es muy sencillo dar con fórmulas magistrales que hubieran evitado tan terrible desenlace o por lo menos  capaces de minimizar los daños, pero esto no es nuestro asunto sino más bien dar con algunos aspectos que debemos tener en cuenta para comprender las limitaciones o  problemas que puede suponer el uso de un smartphone en montaña.

Este pequeño instrumento se ha convertido en menos de  10 años en una pieza imprescindible, lejos del “ladrillo”  de los primeros modelos, es más  se ha convertido en  la joya más preciada de nuestra propiedad, hasta el punto que el disponer de un modelo de alta gama es una de las expectativas más deseadas por la gran a mayoría de las personas por encima de otros artículos de consumo o de otras necesidades básicas.

Ante esto, no es difícil comprender que los smartphones se hayan incorporado al mundo de la montaña desde sus inicios, primero como medio de comunicación y ahora como herramienta multimedia donde podemos aglutinar en una sola herramienta, cámara de fotos, gps, brújula y cartografía y todo ello  a un solo click, sin embargo esta  aparente sencillez esconde una trampa muy simple pero efectiva (trampa heurística), en un click todo se desvanece sin remisión y a veces para no volver.

Hay que decir que el smartphone es una pieza fundamental de nuestra equipación para realizar una actividad en montaña, prueba de ello es que  ha  ido  avanzando tanto en  prestaciones  como en soluciones, pero como máquina  que es  tiene unas carencias que a veces  no son valoradas en su justa medida por la gran  mayoría de los usuarios o por lo menos  no son tomadas lo suficientemente en cuenta a la hora de su utilización en montaña, no podemos ir sin él pero si que tenemos que conocer  que aún con sus ventajas tiene puntos débiles:

Batería: la parte más floja del conjunto y a la vez más importante, su duración es limitada y usarla para “todo” puede llegar a agotarla antes de tiempo.
Pantalla: la retroiluminación  no es muy eficaz en terrenos nevados  o con luminosidad elevada,  hay que tener en cuenta que  las gafas polarizadas no permiten en muchos casos una visión clara de los gráficos. También es la parte mas frágil del conjunto, un mal golpe la puede dejar fuera de uso.
Teclado: los modelos actuales son táctiles y no permiten su uso con guantes o dedos fríos, si que es verdad que hay modelos de guantes que lo permiten, pero no siempre funcionan y con frio la pantalla puede no reaccionar.
Cobertura: cada vez hay más pero en zonas de montaña es posible que existan zonas “oscuras” sin ella.
Tamaño: No es significativo pero  al usarlo para todo tipo de usos, cámara, redes sociales, navegación …. Y el usarlo con guantes puede llevarnos a su pérdida.
Llamadas o conectividad, el estar pendiente de toda la info que nos llega puede despistarnos en  zonas peligrosas o restarnos atención en momentos delicados.

 Seguro que podríamos encontrar más, pero lo importante es poner soluciones o intentar dentro de lo posible solventar esos ligeros incovenientes:

Llevar el mayor tiempo posible mientras dure la actividad el teléfono en modo avión, ahorrarás batería y puedes seguir  usar las funciones navegación, cámara así  de paso evitarás también el estrés de la conexión.
Lleva siempre una fuente alternativa de energía externa, además de salir siempre con el nivel de carga al 100%.
Un cordino unido a la carcasa  mediante un iRing  puede bastar para evitar su pérdida.
Usa una funda con protección de pantalla para evitar golpes
Lleva un sistema alternativo de navegación: mapa y brújula o GPS
Modifica el sistema de redes y usa la opción 3G/2G en montaña, ayuda a ahorrar batería y ganas en conectividad.
Lleva un radio transmisor sin licencia por si acaso falla la cobertura o la batería, la frecuencia 7.7 se usa como canal emergencia.
Ten en cuenta que el alto número de rescates que se producen puede demorar el tuyo


Para terminar  me gustaría dejar claro que el mensaje es que nuestro smartphone debe ser una sólida ayuda en nuestras actividades de montaña, pero esto no  tiene que llevarnos al error de convertirlo en  la pieza fundamental de la misma.



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